jueves, 30 de octubre de 2008

By Cardo



PANORAMA

Lloremos por ti

 

Argentina no necesita un cambio de Ejecutivo, sino una
regeneración moral y unos
nuevos valores de los que salgan
gobiernos honrados que atiendan al interés público

 

A lo largo de su vida, Néstor Fernández se ha visto obligado a
guardar en muchas colas. Han sido dramáticas las sufridas durante esta década.
El 3 de diciembre de 2001, aguardó ansioso durante horas a las puertas de uno de
los bancos de la city de Buenos Aires, esperando poder recuperar los ahorros que
había depositado en dólares. Fue en vano; el banco le devolvió a plazos una
cuarta parte de lo que había ahorrado en nuevos pesos argentinos. Se había
instalado el corralito. Pocos días después, el 26 de diciembre, soportó otra
cola a las puerta del Ministerio de Economía. Una parte de los ahorros los había
invertido en la deuda pública de su propio país, también denominada en el
billete verde. Sólo pudo recuperar el 30 % en un bono a 30 años.

El pasado martes, Néstor Fernández aguardaba desesperado en la
otra cola. Esta vez en la del fondo de pensiones en donde ha ido depositando
dinero para disfrutar de una mejor jubilación en el futuro. La decisión tomada
por el gobierno que preside a Cristina Fernández de kirchner viene a añadir otro
drama al pueblo argentino. Constituidas a principios de la década pasada, diez
millones de personas tenían cuentas en las administradoras de pensiones
privadas, esto es, el 84 % de los trabajadores argentinos mantenían cuentas
privadas de pensiones, que ahora no podrán retirar. El miedo y la aversión
visceral del ciudadano corriente hacia el gobierno, provocó ese flujo masivo del
sistema público al privado.

Pero esta vez no ha sido suficiente, teniendo que recurrir a lo
fondos privados para atender los pagos corrientes del Estado y los grandes
vencimientos de deuda que tiene que afrontar en el corto plazo.
Escandalosamente, los fondos, que tenían acumulados activos por Valor de 23.000
millones de euros, han sido valorados por el Gobierno en 500 millones.

El populismo es una de las pautas de todos los gobiernos
argentinos desde el advenimiento del peronismo. Argentina vive permanentemente
por encima de sus posibilidades. La carne, el trigo, la soja, cultivada en una
de las mejores zonas del planeta para los productores agropecuarios, lo salva
transitoriamente de cada catástrofe financiera que organiza el gobierno de
turno. El alto precio que han alcanzado esos productos, como consecuencia de la
irrupción de China y la India de los mercados internacionales para alimentar a
2.500 millones de habitantes, ha permitido que la economía creciera a tasas
superiores al 8 % durante los últimos 5 años.

Pero los síntomas de recalentamiento e insostenibilidad eran
evidentes. El gobierno ha estado maquillando la tasa de inflación, publicando
cifras con un dígito cuando los analistas privados la estiman superior al 20 %.
La enorme expansión del gasto público -en salarios y pensiones, es poco antes de
las pasadas elecciones-, financiado por el dinero fácil que entraba como
consecuencia de la expansión agropecuaria, ha llegado a un fin. Si hace dos
meses la tonelada de soja valía 600 euros, hoy apenas alcanza la mitad; igual ha
ocurrido con el petróleo. El intento de aumentar los impuestos sobre esos
productos fue frenado por el parlamento este año. Con ese panorama, resulta
imposible sostener las finanzas públicas.

La confiscación de las pensiones privada guerra permitir contar
con activos equivalentes al 10% del PIB y con un flujo de contribuciones de pues
los cotizantes de 400 millones de dólares anuales, facilitando la actual
gobierno sobrevivir un año sin tomar medidas impopulares.

Argentina esta nuevamente dando un salto en el vacío. La severa
crisis internacional que padecemos lleva impedir obtener financiación externa
alguna, ni para fines públicos ni para privados. Increíblemente, el riesgo país
para la Argentina que mide el índice de esJ.P.Morgan, sólo es superado por Irak
y Zimbabue. Aún con los fondos incautados a las administradoras privadas de
pensiones, es bastante probable que el próximo año presente nuevamente una
suspensión de pagos internacional. Como los problemas se han acumulado y en un
entorno internacional tan adverso, ni siquiera un golpe de timón a la política
económica le permitirá salvar otra grave crisis. Hace cien años, con una
agricultura fuertemente exportadora, Argentina se encontraba los primeros
lugares en renta por habitante. Pero fuera de ese sector, no produce nada de
calidad. Así, resulta hoy imposible el desarrollo.

Argentina no necesita un cambio de gobierno. Mucho más
profundamente, necesita una regeneración moral -como les ha ocurrido a otros
pueblos en la historia. Unos nuevos valores que se transmitan en las escuelas y
familias y de los que pueden salir gobiernos honrados que atiendan al interés
público.

Néstor Fernández -arquitecto de formación- está aguardando la
última cola de su vida. Trabaja como taxista ilegal para los hoteles de barrio
norte de buenos aires. Hace unos años perdio los ahorros para el presente; ahora
los ha perdido para el futuro.

 

Autor: Rogelio Velasco (càtedratico de Anàlisis
Economico)

Europa Sur domingo, 26 de Octubre de 2008

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